miércoles, 11 de enero de 2012

La envidia sana y la cochina

En primer lugar hay que decir que no cabe duda de que la envidia es una forma de odio; así es, el envidioso odia al envidiado, odia que posea lo que él no tiene, odia su felicidad y su bienestar y, siendo esto así, ¿cómo podemos hablar de envidia sana?

La envidia, la de verdad, siempre es cochina, envidia no solo de querer lo que el otro tiene, sino de ansiar que él no lo tenga. Sinceramente, no creo que se pueda envidiar a quien se quiere o aprecia. Envidiamos a aquellos que nos caen mal, a los vecinos con los que nos une nada, a los compañeros de trabajo que son nuestros rivales… Por tanto la envidia cochina es la envidia en su máxima expresión, la que sentimos por aquello que no podemos alcanzar y hacia aquellas personas a las que no soportamos.

Al hablar de envidia sana, sin embargo, deberíamos hablar más bien de admiración, porque decimos que tenemos envidia sana cuando alguna posesión o situación de otra persona nos parece deseable, pero no la queremos a costa de que él la pierda ni buscamos que a esa persona le sobrevenga ningún mal.

Ejemplos:
Con saltos, risas, botellas de cava descorchadas, abrazos y alguna que otra lagrimilla de felicidad, los afortunados que han conseguido el Gordo de la Lotería de Navidad 2011 han celebrado esta mañana su suerte para alegría y gozo de sus familiares y envidia cochina de todos los que se han quedado con las manos vacías.

Renault parece tener alguna envidia sana del mercado de las tablets, porque ha decidido crear un dispositivo similar para su gama de vehículos. R-Link es un dispositivo de 7 pulgadas con interfaz táctil (...)

Otra frase hecha sobre la envidia es “comerse uno de envidia”, esta sí recogida en el diccionario de la RAE, que se usa para describir de manera muy gráfica a aquellas personas que están enteramente poseídas por este sentimiento y a las cuales les ocupa tanto el pensamiento que les amarga y no les deja vivir. Más allá de este punto está uno “muerto de envidia” que es cuando uno la sufre en grado sumo.


1 comentario:

Daniel dijo...

Acá en México a la envidia sana le decimos envidia de la buena :-)

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