jueves, 26 de enero de 2012

Pesar el humo

Pesar el humo es una expresión que se le dice a quien se entretiene con aspectos muy poco trascendentes de un asunto, olvidándose de los importantes, o bien quiere ser demasiado meticuloso con matices menores.

Sin embargo, hubo quien literalmente pesó el humo. Cuenta la anécdota que sir Walter Raleigh (1552 – 1618), quien al parecer introdujo la costumbre de fumar en Inglaterra, o al menos la popularizó en su corte, apostó con la reina Isabel I a que era capaz de pesar el humo de un cigarro. Raleigh pesó su puro ante la reina y luego lo encendió y lo fumó cuidadosamente, dejando en un platillo las cenizas; al acabar, pesó las cenizas y la colilla y con una sencilla resta calculó el peso del humo.

Si bien la solución de Raleigh es ingeniosa, hoy sabemos que en realidad el humo es el resultado de una reacción algo más compleja, que necesita oxígeno, con lo cual el humo desprendido pesaría más de lo que él creía, pero no está mal para planteárselo a principios del siglo XVII, antes de que se establecieran los principios de la química moderna. Por otro lado, en aquella época no se conocían las balanzas de precisión, lo que haría menos fiable su resultado.


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