No es este el primer refrán que vemos para desdecirse, ya vimos otro. Suele usarse para acusar a otro de no cumplir su palabra o de faltar a ella, a veces enunciando solo la primera parte.
Uno de los ejemplos más claros de la historia reciente de España fue la postura del PSOE de Felipe González con la OTAN, que pasó de ser "De entrada, no" a pedir el sí en un referéndum y salir a apoyarlo cuando lo tenían perdido con toda la maquinaria.
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