jueves, 12 de mayo de 2011

A cada ollaza, su cobertaza

Indica que todos, por raros que parezcamos, tenemos nuestro igual y que los que son de manera parecida se buscan por sus similitudes, emparejándose los iguales, porque, como decía Aristóteles y se mantuvo en latín, Semper similem Deus ducit ad similem, reclamando la intervención divina en emparejarlos de esta manera. Se trata también de un refrán de inmovilismo social, es decir, que lleva el trasfondo de que cada uno se empareje con los de su clase.

Nótese que ni ollaza ni cobertaza son palabras castellanas, sino que se deforma las palabras olla y cubierta (tapa) tanto para provocar la rima como el extrañamiento poético que le da énfasis al refrán.

Variante:
  • A cada ollaza, su coberteraza (Martín Caro).
  • Cada ollica, su coberterica.

En catalán, podemos existe Cada olleta té la seua tapadoreta, y en la entrada que enlazo podéis ver sinónimos, hipónimos y variantes.


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