Refrán con forma dialogada que ataca a la familia política, siempre fuente de discordia en las relaciones que sostenemos habitualmente las personas. Es evidente que con la familia nos unen lazos de sangre y cariño que justifican muchas veces que aguantemos malas actitudes y palabras; sin embargo, al tomar pareja, emparentamos con una serie de personas a las que no hemos elegido y con las que las relaciones no siempre son cordiales.
Este refrán me recuerda una copla popular que decía:
Este refrán me recuerda una copla popular que decía:
De suegras y cuñadas
un barco lleno.
Bonita carga
para el infierno.
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