Bien saben los comerciantes que los productos que tienen necesitan ser ponderados para venderse bien y no en otra cosa se basa la publicidad. Este refrán nos remite al Génesis y al relato del pecado original, bien conocido, para ponerlo como ejemplo de lo anteriormente explicado, pues no hubiera podido ser que Eva catara la fruta prohibida si no hubiera sido por lo mucho que se la loaron.
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