No llora el ahorcado y llora el teatino es un dicho que se usa cuando el afectado por un asunto se preocupa menos por él de lo que lo hacen otros. A veces ocurre que personas que son espectadores de una acción o a las que apenas atañe, se preocupan por ello, mientras que a quien debiera realmente importarle se muestra menos dispuesto en su remedio; en estas ocasiones podemos decir este refrán.
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