sábado, 9 de julio de 2011

Vezaste tus hijas galanas, cubriéronse de yerba tus sembradas

Dice que no se debe acostumbrar a las hijas a más lujos de los que uno puede permitirse, ya que esto hará que se arruine la casa familiar. (Vezar es acostumbrar, habituar, en forma antigua.)

El refrán tiene un claro trasfondo machista, recomendando al hombre que no sea consentidor con su mujer y sus hijas, suponiendo a las mujeres ser más caprichosas y derrochadoras de los bienes que el hombre gana.

Podemos entenderlo de una forma más actual si lo aplicamos como recomendación para no habituar a ninguno de los hijos que tengamos a unos lujos por encima de sus posibilidades y sí a ganarse aquello que pretendan.

Variante: Vezaste tus hijas galanas, cubriéronse de hierbas tus sembradas.


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