Refrán muy claro en su crítica a la envidia, que refleja el hecho de que a los envidiosos les sienta fatal el ver a los demás disfrutando y es más fácil que a ellos les siente mal la bilis que genera por esto que a quien disfruta, aunque se exceda, le suceda. Así, disfrutemos de lo bueno de la vida, aunque solo sea para que algún envidioso reviente.
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