Entrada autorreciclada de aquí:
Hace años que mantengo una teoría: La inteligencia no se crea ni se destruye. Según mi teoría la cantidad de inteligencia es siempre la misma, de forma que, al aumentar la población, tocamos a menos.
Ese es el motivo por el que toda la filosofía relevante se formuló en la Antigua Grecia, o al menos se prefiguró, cuando la población mundial era muchísimo menor.
Más tarde descubrí que la rica y nunca bien ponderada paremiología castellana tenía este principio perfectamente formulado, con el sarcasmo del hombre de campo: Cada día que amanece, el número de tontos crece.
Carlos Ruiz Zafón lo formula de otra manera:
(La negrilla es mía.)
Hace años que mantengo una teoría: La inteligencia no se crea ni se destruye. Según mi teoría la cantidad de inteligencia es siempre la misma, de forma que, al aumentar la población, tocamos a menos.
Ese es el motivo por el que toda la filosofía relevante se formuló en la Antigua Grecia, o al menos se prefiguró, cuando la población mundial era muchísimo menor.
Más tarde descubrí que la rica y nunca bien ponderada paremiología castellana tenía este principio perfectamente formulado, con el sarcasmo del hombre de campo: Cada día que amanece, el número de tontos crece.
Carlos Ruiz Zafón lo formula de otra manera:
Sempere me sirvió un vaso de agua de Vichy.
-Tenga. Esto lo cura todo, menos la tontería, que es una pandemia en alza.
(La negrilla es mía.)
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