Refrán que refleja la debilidad humana ante las tentaciones que nos rodean, frente a la poca permeabilidad que a menudo tenemos para las cosas buenas y los sentimientos positivos. Existe una variante similar y algo más larga, que no omite los verbos: Para la virtud somos de piedra, y para el vicio somos de cera; esta variante introduce los conceptos de virtud y vicio, que son propios de la cultura judeo-cristiana.
Este refrán se basa en la imagen de la dureza de la piedra para ser tallada, frente a la maleabilidad de la cera, que con la simple uña podemos moldear; así, cuesta inculcar las cosas buenas, mientras que lo malo enseguida nos queda grabado y existe demasiada tendencia a repetirlo.
La forma contraria existe y se formula Para lo malo, de peña; para lo bueno, de cera y se usa para expresar cómo debemos ser.
Este refrán se basa en la imagen de la dureza de la piedra para ser tallada, frente a la maleabilidad de la cera, que con la simple uña podemos moldear; así, cuesta inculcar las cosas buenas, mientras que lo malo enseguida nos queda grabado y existe demasiada tendencia a repetirlo.
La forma contraria existe y se formula Para lo malo, de peña; para lo bueno, de cera y se usa para expresar cómo debemos ser.
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