A veces caemos en la tentación de hacer de abogados del diablo, es decir, de defender a quien ha actuado mal; esto puede partir de unas buenas intenciones, pero lo bien cierto es que a menudo puede ocurrir que por defender a quien ha actuado mal estemos yendo contra quien obró de acuerdo a las reglas, con lo que por defender al malo estamos ofendiendo al bueno. En particular el refrán se refiere a aquellos que pecan de buenismo queriendo siempre adoptar posturas relativistas que hagan que nadie sea malo y no es cierto, hay buenos como hay malos.
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