Hay cosas que duran poco o, al menos, esa es la percepción que tenemos. Este refrán compara la alegría con la leche, que al cabo de poco tiempo se vuelve agria inexorablemente para decir que los buenos momentos son efímeros y pueden incluso volverse en todo lo contrario, agriarse.
Se puede usar tanto como advertencia ante una buena situación pero que tiene algún peligro como, a posteriori, para lamentar la pérdida de esa alegría.
Se puede usar tanto como advertencia ante una buena situación pero que tiene algún peligro como, a posteriori, para lamentar la pérdida de esa alegría.
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