Este refrán se refiere a aquellas personas que abren su corazón a cualquiera porque sus lamentos y cuitas no surgen de la sinceridad y de la confianza, sino de la indiscreción y de la maledicencia; es una crítica a las personas imprudentes, incapaces de guardar secretos o impertinentes.
"Dar al diablo" es manifestar desprecio o indignación con algo o alguien, en este caso con la puerta, que no cumple su función, que es, como queda dicho, la persona que aparenta discreción o confianza y no la cumple.
"Dar al diablo" es manifestar desprecio o indignación con algo o alguien, en este caso con la puerta, que no cumple su función, que es, como queda dicho, la persona que aparenta discreción o confianza y no la cumple.
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