Con este refrán indicamos que alguien tiene una determinada actitud o característica tanto por haberla adquirido de sus padres, como por haberse esforzado en practicarla o aprenderla.
Puede usarse, en un uso informal, pero positivo, para alabar las cualidades de un profesional si este trabaja en lo mismo que lo hicieron sus progenitores. En un sentido más literal y peyorativo, se puede usar para criticar las malas actitudes de alguien y sus malas obras.
Puede usarse, en un uso informal, pero positivo, para alabar las cualidades de un profesional si este trabaja en lo mismo que lo hicieron sus progenitores. En un sentido más literal y peyorativo, se puede usar para criticar las malas actitudes de alguien y sus malas obras.
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