Señala que cuando tenemos necesidad no ponemos reparos a la comida que tenemos delante, aunque también puede emplearse en otras ocasiones, como en las relaciones personales, donde a la necesidad de relación con otra persona también se le llama "hambre" (en realidad el hambre puede referirse a cualquier fuerte deseo o apetito).
También lo encontramos con coletilla A buen hambre no hay pan duro, ni falta salsa a ninguno, lo que le emparenta con el refrán No hay mejor salsa que el hambre, que tiene el mismo significado. Este último está muy relacionado con la frase de Cicerón Optimum condimentum est fames ( El mejor ingrediente [de la comida] es el hambre).
Otra coletilla es A buen hambre no hay pan duro, ni se moja en vino puro, señalando que no es necesario ablandarlo de esa antes popular manera por no esperar, por impaciencia.
Otras formas de este refrán son:
También lo encontramos con coletilla A buen hambre no hay pan duro, ni falta salsa a ninguno, lo que le emparenta con el refrán No hay mejor salsa que el hambre, que tiene el mismo significado. Este último está muy relacionado con la frase de Cicerón Optimum condimentum est fames ( El mejor ingrediente [de la comida] es el hambre).
Otra coletilla es A buen hambre no hay pan duro, ni se moja en vino puro, señalando que no es necesario ablandarlo de esa antes popular manera por no esperar, por impaciencia.
Otras formas de este refrán son:
- A buen hambre no hace falta condimento.
- A buen hambre no hay mal pan.
- A buen hambre no hay pan malo.
- A hambre de siete días, no hay mal pan.
- Cuando hay hambre, no hay pan duro.
- Donde hay hambre no hay pan duro.