Ningún vestido les sienta tan bien al éxito y a la victoria como el de la humildad y nada les afea tanto como la prepotencia y la autoglorificación; por esto nos recuerda el refrán que solo un poco de vanidad puede estropear la opinión que tengamos de una persona exitosa. La vanidad es la arrogancia con la que queremos dar a entender que nos sentimos superiores además de victoriosos.
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