Así lo decía una conocida mía, cubano-venezolana, que daba clases de salsa en un local de Valencia en mi época universitaria. Se refería, como pueden imaginarse, al trasero, pompis o culo, llámenlo como quieran.
Por supuesto, el refrán es aplicable a algo más que al baile o al garbo al caminar, también se puede usar para cualquier cosa mal utilizada, sin olvidar el doble sentido pícaro que tiene. En concreto años después volví a oírlo en boca de un serio economista, quien lo aplicó al dinero, aconsejando agilidad en las inversiones.
Por supuesto, el refrán es aplicable a algo más que al baile o al garbo al caminar, también se puede usar para cualquier cosa mal utilizada, sin olvidar el doble sentido pícaro que tiene. En concreto años después volví a oírlo en boca de un serio economista, quien lo aplicó al dinero, aconsejando agilidad en las inversiones.