Los roces en el seno de las familias son el pan nuestro de cada día y, a partir de estos roces, es normal que de nuestra boca salgan "sapos y culebras", pues con nadie son las personas más crueles que con los de su propia sangre (en este sentido hemos comentado refranes como Ira de hermanos, ira de diablos).
Sin embargo, una cosa es que uno mismo hable mal de los suyos y otra muy distinta es que lo haga cualquier otro, lo cual es casi siempre intolerable.
Sin embargo, una cosa es que uno mismo hable mal de los suyos y otra muy distinta es que lo haga cualquier otro, lo cual es casi siempre intolerable.
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