De lejanas regiones, mentiras a montones

Critica este refrán a quien pretende embaucar a los que le escuchan contando historias descabelladas, figurándose que los demás le creerán porque nunca fueron por aquellas tierras. La exageración y la mentira son inherentes a ciertas personas a las que poco les cuesta fabular respecto de lo que les ocurre allí donde no han llegado los ojos de sus oyentes, si bien el entendimiento no tiene el horizonte tan cerca como la vista y puede hacernos discernir la realidad de la fantasía.

Ejemplos claros de esto los tenemos por doquier, en la realidad y en la ficción. En la ficción, baste recordar que Calderón situó su obra La vida es sueño en la entonces lejanísima Polonia, como la vida de un príncipe en una corte que seguro que sus espectadores no conocían y les parecería hasta cierto punto verosímil. En la realidad, recordemos cuando los españoles de la época exploraban la lejanísima y para ellos ignota América, oyendo, inventando, aumentando y creyendo fabulosas leyendas que a menudo les llevaron a dejar sus huesos en búsquedas de El Dorado, Jauja y otros fantásticos lugares. Los que regresaban a España, enriquecidos o no, traían sin duda qué contar, ora real, ora inventado.