El amor a los hijos es un sentimiento universal, más incluso que la propia especie humana, a la que trasciende. Este hecho evidente se refleja en este refrán al ponerlo en el corazón de unas alimañas, las hienas, lo que sería como decir que si hasta las hienas quieren a sus hijos es que todos los queremos y que si este sentimiento no está presente significa que esa persona sería peor que una hiena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario