Es este refrán elogio de la educación, así como del hecho de que esta, el ambiente en el que se crece, deja una impronta en lo infantes. En el debate entre lo innato y lo adquirido, este refrán se posiciona a favor de la educación como moldeadora de las personas.
Hoy cumple mi hijo Martín cinco años y no sé si es de cera, lo que sé y eso no es mérito nuestro, sino suyo, es que es el niño más dulce que imaginarse puede, incapaz de maldad ninguna. Ya me gustaría que tuviera más picardía pues temo que al crecer lo que hoy es virtud se torne en desventaja, pero no sé si la cera es tan moldeable o nosotros somos buenos artistas. ¡Felicidades!
Hoy cumple mi hijo Martín cinco años y no sé si es de cera, lo que sé y eso no es mérito nuestro, sino suyo, es que es el niño más dulce que imaginarse puede, incapaz de maldad ninguna. Ya me gustaría que tuviera más picardía pues temo que al crecer lo que hoy es virtud se torne en desventaja, pero no sé si la cera es tan moldeable o nosotros somos buenos artistas. ¡Felicidades!
"los infantes"
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