Usamos esta expresión cuando nos hayamos acorralados, cuando nos vemos obligados a actuar de una determinada manera porque nos obligan. Igual que ya explicamos que a la fuerza ahorcan, cuando estamos entre la espada y la pared no somos libres de decidir. La imagen es muy gráfica, una espada con su punta en nuestro pecho y una pared detrás que nos impide la huida, pocas explicaciones quedan cuando la imagen lo describe todo.
Un ejemplo. Entre el abismo y la pared se hallan los escaladores del Everest que han de atravesar un paso de unos 500 metros sin cuerdas, ya que la caída es tan vertical que en caso de resbalón se arrastraría al compañero que los estuviera asegurando. Si caen hacia la izquierda, llegarían 2.438 metros después a Nepal, mientras que hacia la la derecha, 3.658 metros los separan del Tíbet... cayendo hacia el Tibet, pues, se alarga la vida. (El chiste no es mío, vean mi fuente.)
Ya había leído lo de los escaladores en Fogonazos. Desde mi punto de vista, lo de la escalada es como el toreo, nadie te manda ponerte allí.
ResponderEliminarPero ya que estás... elige la pared.
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