La expresión El perro de Alcibíades hace referencia a una cosa menor que intenta distraer la atención de aquello que es realmente importante. Sobretodo se refiere a política y asuntos de estado, cuando se supone que un gobernante intenta debatir alguna cuestión menor para que la marcha general de su gestión no sea examinada.
El dicho tiene su origen en una leyenda sobre el político y estadista ateniense Alcibíades, de quien se cuenta que compró un precioso perro por una suma astronómica, haciéndolo pasear por las calles de su población para admiración de sus conciudadanos. Tiempo después, Alcibíades le cortó la cola al perro (otras versiones dicen que lo sacrificó), pasando a ser la comidilla de la polis. Preguntado el político y militar por los motivos de su cruel acción con la mascota, respondió que mientras se ocupaban de estas nimiedades, no se hablaba de su gestión.
El dicho tiene su origen en una leyenda sobre el político y estadista ateniense Alcibíades, de quien se cuenta que compró un precioso perro por una suma astronómica, haciéndolo pasear por las calles de su población para admiración de sus conciudadanos. Tiempo después, Alcibíades le cortó la cola al perro (otras versiones dicen que lo sacrificó), pasando a ser la comidilla de la polis. Preguntado el político y militar por los motivos de su cruel acción con la mascota, respondió que mientras se ocupaban de estas nimiedades, no se hablaba de su gestión.
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