Forma alternativa: A gracias de niño y cantos de pájaro, no invites a tu amigo.
Supongo que a todos los que son padres les ha pasado aquello de pedirles a su hijo que repitan una gracia y se han quedado con dos palmos de narices esperando que el niño la reprodujera; además con esa cara que ponen de no saber de lo que estás hablando. Pues así lo dice el refrán que no nos fiemos de que esas gracias vayan a repetirse.
Recientemente, hablando en primera persona, tuve ocasión de padecerlo en mis carnes. Comprobé con cierta sorpresa que mi hijo de cuatro años sumaba y restaba pequeñas cantidades, de hasta tres números de diferencia y en diversas ocasiones vi que efectivamente parecía un conocimiento asentado. Comentándolo con otras madres de niños de su clase, le llamé para hacer la demostración:
- Martín, si tienes cuatro caramelos y yo te doy dos más, ¿cuántos caramelos tienes?
-... Cinco - y se quedó tan ancho.
Supongo que a todos los que son padres les ha pasado aquello de pedirles a su hijo que repitan una gracia y se han quedado con dos palmos de narices esperando que el niño la reprodujera; además con esa cara que ponen de no saber de lo que estás hablando. Pues así lo dice el refrán que no nos fiemos de que esas gracias vayan a repetirse.
Recientemente, hablando en primera persona, tuve ocasión de padecerlo en mis carnes. Comprobé con cierta sorpresa que mi hijo de cuatro años sumaba y restaba pequeñas cantidades, de hasta tres números de diferencia y en diversas ocasiones vi que efectivamente parecía un conocimiento asentado. Comentándolo con otras madres de niños de su clase, le llamé para hacer la demostración:
- Martín, si tienes cuatro caramelos y yo te doy dos más, ¿cuántos caramelos tienes?
-... Cinco - y se quedó tan ancho.
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