Este tiene más forma de proverbio que de refrán por su estructura no bimembre, carencia de rima y ausencia de economía del lenguaje.
Su sentido, muy claro, es que no se deben gastar los mejores recursos en reparar cosas que ya han quedado viejas, ni dejar de lado lo actual por fijarnos en cosas anticuadas.
Su sentido, muy claro, es que no se deben gastar los mejores recursos en reparar cosas que ya han quedado viejas, ni dejar de lado lo actual por fijarnos en cosas anticuadas.
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