Advierte de las bondades de una conducta recta. Según la ética cristiana, el bien hecho redunda doblemente en quien lo hace, por el agradecimiento de quien lo recibe y por la altitud moral que se va alcanzando, que nos inclina hacia una mejor vida eterna. Por esto, incluso en el caso de no recibir agradecimiento sería positivo actuar rectamente y así lo refrenda el popular Haz bien y no mires a quién. Desde una posición no religiosa el actuar de una forma ética también otorga una superioridad moral, con lo que por lo mismo se puede aplicar este refrán.
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