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jueves, 25 de junio de 2009

Odios de mortales no deben ser inmortales

Más allá de una simple visión cristiana de la vida, visión de la que no podemos sustraernos culturalmente, es poco recomendable mantener el rencor a lo largo del tiempo, ya que este se convierte con facicilidad en algo autodestructivo que perjudica más a su propietario que a ninguna otra persona. Por eso, con el perdón o con el olvido, debemos ser capaces de avanzar y no dejar que nuestros odios y rencores nos posean y se anquilosen.

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